Por Agustín Blanco Muñoz
Siempre es grato recordar aquellas horas de la inolvidable llegada del circo a los territorios en los que ‘nunca pasaba nada’. Anunciar la presencia del Gran Circo Razzore, el Circo del Sol, el mexicano, el chileno de Tony Zapatín o el chino era señal de diversión, fiesta, complacencia. Algo parecido ocurría con ‘El Retablo de Maravilla’.
http://www.diarioantorcha.com/noticias/detalles/detalles.asp?id=8696
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